¿De qué se trata?
Método Impulsa es:
- Educación sobre fibromialgia, para que sigas aprendiendo sobre la enfermedad y su manifestación en ti.
- Compañía, miles de mujeres luchamos contra la fibromialgia, ¡no estás sola!
- Herramientas para vivir con bienestar aun con fibromialgia.
YO SOY DORIS, Y VIVO CON FIBRO
Te cuento de mi, nací en Viña del Mar en enero de 1977. Hija de madre sureña, de quién heredé su gran resiliencia, y de padre porteño a quien le debo su alto sentido por el respeto a las personas y la fidelidad.
Soy de profesión ingeniera comercial, con una amplia trayectoria bancaria. Por cosas del destino mi vida tomó un camino diferente al ser diagnosticada de fibromialgia. He tenido que aprender a vivir con fatiga y dolor crónicos, sin embargo no me detiene para seguir luchando por mi pasión: ayudar a otras mujeres, siendo hoy Coach Personal y diplomada en Neurociencia y Neuropsicología Humana UDP, y Liderazgo PUC.
También soy madre de dos, Trini y Santi, mi gran orgullo, mi desafío y proyecto.
Ahora me dedico a vivir mi propósito acompañando a otras mujeres, que viven con enfermedades crónicas como yo. Las ayudo a recuperar su bienestar, guiándolas en el camino de la autogestión de la enfermedad.
Antes de mi diagnóstico sabía que algo no andaba bien con mi cuerpo, y aún cuando varios médicos confirmaron el dictamen de la primera médica a la cual acudí, no entendía, me sentía descolocada y mi esposo me aterrizaba diciendo en buen chileno “bueno, mala suerte te tocó el premiado”.
“Tienes Fibromialgia”
“No se sabe mucho de esta enfermedad, hay que tener PACIENCIA”
“Tienes fibromialgia severa y un cuadro depresivo severo”
“Patología irreversible”
No puedo decir que se me detuvo el mundo, esa sensación muy usual para momentos de noticias desagradables; no obstante, sentí que tenía un mundo muy privado dentro de mí, el cual estaba siendo golpeado por un meteorito y se prendían todas las alarmas de emergencia, y por cierto de huida.
Había vivido tormentas implacables muchas veces en mi vida, pero siempre estaba esa frase trillada en mi cabeza “después de la tormenta siempre sale el sol”, y claro que salía, a veces muy tímido, otras ardiente, pasando súbitamente de negro a blanco, de oscuridad a luz, haciéndome sentir que valía la pena seguir viviendo mi vida.
Pues en ese momento era un meteorito que me desolaba, que me destruía, y yo no tenía ni fuerzas ni esperanza de reconstruirme.
Un tiempo después del diagnóstico, y en una época en la cual descubría nuevos síntomas y se sumaban más dolor físico y emocional, una linda mujer de mi vida me dijo:
“Doris, los médicos te dan el Diagnóstico, el Pronóstico lo das tu”
La frase le sonó bien a mi cerebro humano anticipador, aunque solo un par de años después de escucharla me hizo sentido, y fue así porque dos años después había podido reconstruir mi mundo golpeado.